Hasta pronto…

Cuando retrocedo a la primera historia de Café con Amigos habían pasado pocas semanas desde que la cuarentena en Perú había comenzado. Aun desconcertada por la situación, asimilando lo que estaba pasando en el mundo y viendo todas las puertas que cerraría consigo el desconocido COVID-19, sentí la necesidad de buscar una forma de escapar de todo esto.

Sentada en el escritorio de mi cuarto, viendo como entraba la luz desde arriba (pues en ese espacio no hay ventanas) decidí abrir una hoja de Word y tipear todo lo que sentía en ese momento. Solo salían oraciones sueltas de tristeza, de cólera, signos de interrogación, de exclamación, puntos suspensivos…creo que era mi forma de gritar, pero sin realmente hacerlo.

Después de una lagrimita (o está bien, quizás dos), respiré…ya eran casi las 5pm y con la excusa de “tengo que estirar” fui por una taza de café pues sabía que eso era lo que necesitaba para subirme el ánimo y conectarme con la “realidad”. Cuando de pronto dije, “eso es lo que justamente extraño, después de un día full, complicado, de altos y bajos…ir a tomar un café era la solución y si era con amigos aún mejor”. Sabía que desahogarnos y soltarlo todo… hasta las más fuertes carcajadas, mejoraría lo que nos preocupaba.

Dicen que siempre es mejor expresar lo que sentimos, para escucharnos a nosotros mismos y quizás darle un poco de realidad a la situación. Fue así como traté de darle otra perspectiva a ese cafecito que tanto esperaba y a esas oraciones que no lograba expresar con la voz. Me pregunté… ¿quién más se sentirá así? Probablemente no soy la única.

Hace años que no escribía, ni era consciente de lo bien que me hacía. Decidí abrir esa hoja de Word y divertirme mientras la llenaba. Se convirtió en un tiempo para mí. Pensar, escribir y rescribir lo que quería transmitir. Pasar la posta a muchos de mis amigos y clientes fue sin duda la parte más divertida.  La emoción antes de publicar cada historia en nuestra página, por mi lado, y los nervios, por parte de los que escribieron, realmente hizo que los jueves sean el día más esperado de las semanas en cuarentena. Lo más lindo siempre fue el resultado y la conversación que teníamos después de cada historia, que me digan que habían sentido ese “reencuentro” al llenar la hoja en blanco…

Después de 25 historias, cerramos la primera parte de este Blog. Espero que sea el primer Blog de muchos, realmente me encantó la experiencia y lo mejor fue poder compartirla. Gracias a los lectores por permitirnos entrar en sus casas semana a semana, por sacarles una sonrisa, una reflexión y sobre todo las ganas de servirse un cafecito peruano.

Me despido tomando un rico café Narela, esto es solo un hasta pronto…

Andrea Rosas

Andrea Rosas

Fundadora de Narela Café

 
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