Disfrutar del viaje
Siempre me pasa que cuando llega Julio empiezo a cambiar algunas cosas, comenzando por las canciones más escuchadas de mi playlist, se vuelven un tanto más criollas. No sé si es porque me doy cuenta de que ya pasó medio año y he trabajado por alcanzar muchas cosas o porque siento que tocan unas vacaciones y Fiestas Patrias es un excelente pretexto para conocer algún lugar increíble del Perú y esa idea me entusiasma muchísimo. Con frecuencia, mi familia y yo solemos ir al sur de Lima, pues mis papás nacieron en la Región de Ica y si bien solo está a un par de horas de Lima siempre lo hemos considerado como el escape perfecto, la dosis necesaria para recargarnos de energía (comida deliciosa) y buen ánimo.
En estos viajes a Chincha, siento que regreso en el tiempo cuando recordamos a nuestros familiares, nos relatan historias de antaño que solo ellos conocen, anécdotas de verano, juegos de chiquititud en la Plaza de Armas, etc. Creo que el mes de Julio genera un mix de sensaciones, sobre todo cuando estoy en el carro mirando la inmensidad del mar en la carretera esperando llegar a nuestro destino y me doy cuenta del país tan increíble en el que vivo y la suerte que he tenido de crecer aquí. No hay país perfecto, eso está claro, pero, aunque suene a cliché, “el Perú es más grande que sus problemas” y hay que seguir construyendo para poder cosechar un futuro mejor.
Hoy por hoy ocurre algo similar cuando estoy en el carro esperando llegar a San Ignacio desde Jaén (destino que conocí hace un poco más de dos años), mirando todos los paisajes, los cerros, lo verde, la luz… pero en vez de sentir que regreso en el tiempo, sueño con el futuro. Muchas veces lo que visualizo es el futuro de los siguientes días que estaré ahí, los temas sobre los que quiero conversar, los sueños que quiero transmitir a los productores y la mirada que imagino en sus caras cuando se las cuento. Y la verdad es que siempre termina siendo mejor de lo que imaginé. Las conversaciones en moto con ellos, mientras el viento y el sol me caen en la cara, con una vista indescriptible de vegetación y montañas, se convierte en el momento más purificador y anhelado del viaje.
El café ha generado eso en mí, ahora tengo un reto más grande que jamás imaginé, pero siempre busqué y es compartirlo con ustedes a través de Narela. Recordarles lo grandioso que es nuestro país y sentir que le agradecemos por tanto al tomar día a día esta sustancia, que proviene de sus tierras maravillosas y el esfuerzo de nuestra gente, el café.
Fiestas Patrias se convierte entonces en una pausa para cerrar los ojos y repetir en nuestra mente todas las escenas de los lugares visitados, experiencias vividas, paisajes observados y platos saboreados de nuestro Perú. Por algo nos llaman el destino gastronómico del mundo y no hay nada mejor que sentirnos orgullosos de ello al lugar al que vayamos.
Los invito a cerrar los ojos, prepararse una taza de café en esta tarde fría y disfrutar del viaje… porque a pesar de que estamos viviendo una situación complicada e incierta, no hay nada más cierto que vivimos en un país increíble y, cuando todo esto acabe, nos seguirá esperando allá afuera.