El café como ritual

Un olor como portal, un sabor como transporte, el café es sin duda una gran manera para viajar en el tiempo. Hay momentos que se quedan grabados en nuestra mente y que atesoramos en lo profundo del corazón. Para mí, muchos de esos momentos son accesibles a través del café, una y otra vez.

Los sentidos nos ayudan a conectar con este plano material, que llamamos realidad. Gracias a ellos podemos saborear el café, sentir las olas del mar en la piel, escuchar a los pájaros cantar al  amanecer y ver flores vibrantes en el jardín. Con los sentidos podemos acceder a la abundancia del planeta en el que tenemos la dicha de vivir.

Cuando tomamos café, si cerramos los ojos y abrimos el corazón, podemos conectar con el suelo que lo nutrió, con el sol que le dio energía, con las manos que lo cosecharon y mucho más. Darnos un momento para reconocer todo ese proceso mágico por el cual pasan los granos para llegar a tu taza, es una práctica hermosa que podemos incorporar en nuestro café de la mañana. Ese momento tan especial, se puede transformar en un ritual de conexión, contigo mismo y con la Tierra.

Rituales como este, nos ayudan a tomar decisiones conscientes desde un lugar de unidad. Creo que con esta pandemia ha quedado claro cuán conectados estamos con la naturaleza, o también cuan desconectados hemos estado de ella. Es un gran momento para reconocer como nuestras acciones afectan a nuestro entorno, estudiar de donde viene lo que consumimos, entender cual es el impacto que tenemos en la Tierra. Puede sonar abrumador, pero creo que podemos verlo con otros ojos. Empecemos poco a poco. Por ejemplo, con nuestro café. Estudiar los beneficios de tomar un café de especialidad, orgánico y de trato justo con los agricultores, como el de Narela. Para mí ese es un gran paso.

En este proceso de transformación, el café es nuestro gran aliado para estar despiertos y conectados con este maravilloso viaje que es la vida.

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Mika Amano

Diseñadora

 
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