Escapando del ruido
Algo que no falta en esta época de acontecimientos inesperados es gente que habla. Han pasado a ser ineludibles las conversaciones, los tweets, los posts, los stories o los videos/Tiktoks que den a conocer opiniones sobre el virus, las protestas, las injusticias sociales, y todo lo que sucede en el mundo. Vivimos en una época en la que es casi perfecto el potencial uso de nuestra capacidad de pensar y libre discurso, pero el problema torna hacia cuánto tiempo puede uno aguantar tanto “ruido” sin agobiarse.
Nos encontramos en un proceso en el que lentamente estamos perdiendo la práctica de estar solos. Estamos más pendientes de la última actualización que de lo que nos mira de vuelta en el espejo y por eso el tiempo para uno mismo es un hábito que necesitamos recuperar.
Más aun, no es de extrañar que a lo largo de cada día nos sintamos abrumados en general por lo descrito, y eso se refleje en nuestro trato a las personas cercanas a nosotros (o poca tolerancia/paciencia con la familia) o inclusive nuestro trato a nosotros mismos (con días sin salir del pijama y pidiendo delivery). ¿Somos realmente conscientes de lo que significa como rutina?
En este punto es donde entra el hábito del café para mí: preparar un café como a mí me gusta, en la cocina, solo, sin mi celular, sin las conferencias del trabajo, y tomándome una pausa. Esto me ayuda a lidiar con el ruido presente a todo momento en nuestras vidas y recuperarme mentalmente del impacto de lo que estamos viviendo todos.
Se ha convertido en común escuchar frases como “el mundo ya cambió” o “las cosas van a demorar en ser como antes, si es que se logra”; pero la real reflexión en todo esto es ¿cómo seguimos avanzando sin perdernos a nosotros mismos en el camino? Mi respuesta: silencio y café.