¡Gran sorpresa!
“El café no tiene que ser amargo, no tiene que ser ácido y no tiene que acelerarte demasiado". Hasta hoy recuerdo que eso fue lo primero que pensé cuando probé Narela. La verdad no lo entendía, ¡no lo podía creer!
Por más de dos décadas había evitado el café, no lo tome en la Universidad, ni en el trabajo ni cuando me preparaba para el MBA. Si en las últimas dos décadas alguna vez probé si quiera media taza, esta debía tener harta azúcar o me veía obligado a mezclarlo con otra cosa para cambiarle el sabor.
Grande fue mi sorpresa cuando descubrí que existía un mundo más allá del café instantáneo en el cual no solo el sabor era bueno, sino que dependiendo del tipo traía muchos beneficios nutritivos. Una vez que empezó la pandemia y tuve algo más de tiempo disponible empecé a aprender del tema y logré resolver algunas dudas que traía por mucho tiempo: "¿por qué el café instantáneo es tan amargo y ácido mientras que el de especialidad no?", "¿cuál es la relación entre el café y el deporte?" o "¿hay otras maneras ricas de consumir café?".
Lo único constante es el cambio. Luego de evitar el café por mucho tiempo he tenido la suerte disfrutarlo en smoothies tras correr 15km, comerlo en helado para celebrar un triunfo personal y regalarlo en una torta a una persona muy especial para mí.
"El café de especialidad tiene un buen sabor por sí solo, lo puedo disfrutar en varias presentaciones y me ha servido mucho en deporte y nutrición", eso es lo primero que pienso cuando tomo Narela.