The one with the cup of coffee

La serie Friends nos dejó grandes lecciones de vida. Una de ellas es que una taza de café sabe mejor cuando se comparte con amigos o cuando estos amigos te sorprenden y te contagian el gusto por esta bebida.

Durante mi época universitaria, jamás pertenecí al grupo de los que vivián con el café en la mano para mantenerse despiertos ni para amanecerse estudiando antes de un examen. Podía vivir sin él. A veces, cuando íbamos a estudiar a la cafetería, lo tomaba porque era lo más económico; casi siempre instantáneo y con azúcar. Nunca fui fanática, ni siquiera cuando se puso de moda ir a Starbucks, donde normalmente pedía un frapuccino o un capuccino con muchísima azúcar o un par de Splenda cuando me remordía la conciencia.

En mi casa, por el contrario, eran de los que tomaban café tres veces al día mientras yo los acompañaba con una infusión, pues jamás entendía el gusto por esta bebida tan amarga que sin leche no tenía sentido tomarla.

En el 2014, asumí un puesto nuevo dentro de un área que recién estaba formándose, con el que hasta el día de hoy es mi jefe. Éramos tres personas en el equipo y yo la única que no tomaba café. Muchas de nuestras reuniones eran en espacios fuera de la oficina, generalmente en cafeterías. Pero no cualquier cafetería. Mis compañeros se interesaban por el café de especialidad. Fue así como me enseñaron que un buen café no necesita azúcar para poder tomarlo, que existe una cantidad inimaginable de métodos de extracción, que es mejor comprar el café en grano y molerlo, pero no guardarlo por mucho tiempo porque pierde sus propiedades. También, descubrí más de 10 coffee shops en Lima donde únicamente sirven este tipo de café, que proviene de fincas peruanas de los mejores orígenes. De hecho, hicimos un mapa en Google para aprovechar las reuniones y visitar las cafeterías de la zona. Compramos varios métodos con cafés que íbamos conociendo por nuestras visitas a las tiendas y los preparábamos en la misma oficina. Fuimos a varias catas, ferias y talleres sobre espresso, métodos y arte latte. Solo por el gusto de una buena taza de café.

Desde esa época, mi rutina diaria cambió. Comienzo todos los días con una taza de buen café y ahora, que sé diferenciarlo, me gusta probarlo de diferentes orígenes y métodos. Mi favorito es el V60, para lo cual necesito molienda media de café con pocos días de tostado claro. Mis amigos saben que si vienen a visitarme nunca faltará una taza de café, además de una buena conversación. Mi mejor amiga, fanática #1 de Starbucks, logró cambiar su café del día por un café de especialidad hecho en casa gracias a mis incontables sugerencias.

Ahora, después de mi experiencia y gracias a las buenas recomendaciones de amigos, puedo decir que yo no tomo café para despertarme; yo me despierto para tomar café.

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Carla Llontop

Economista, en una relación con el café desde 2014

 
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